La Autoestima

jueves, 7 de julio de 2016

¿Por qué necesitamos la Autoestima?

jueves, julio 07, 2016 0
¿POR QUÉ NECESITAMOS AUTOESTIMA?
La vida humana es el transcurrir de experiencias y eventos con los que entramos en contacto; un transcurrir en ritmos y fluctuaciones; un  ir y venir de  flujos y reflujos. En este devenir, podemos llegar a vivir momentos altos y  momentos bajos.

La relación social, generalmente signada por cambios rápidos y frecuentes, y por una elevada competitividad, nos obliga a permanentes readaptaciones. En ciertas circunstancias, nuestro sentido de valor personal y de confianza en las propias capacidades pueden verse afectados y hacernos creer que vivimos a merced de las contingencias. En esos momentos la confusión, la impotencia y la frustración producidas por el no logro, nos lleva a dudar de nuestro poder creador, de la capacidad natural de restablecernos, y es entonces cuando optamos por crear y a veces sostener conductas autodestructivas, lejanas al bienestar generado por la Autoestima, es decir, por la consciencia, el amor incondicional y la confianza en uno mismo. Los seres humanos, somos “la única especie capaz de traicionar y actuar contra nuestros medios de supervivencia”.

En estado de desequilibrio, el hombre opta por manejarse de formas diversas aunque nocivas y elige, generalmente, los siguientes caminos:   

  • Parálisis: La frustración es interpretada de forma tal que incapacita para la acción creativa. La apatía es una forma de manifestación de esta reacción. 
  • Negación: La impotencia induce un bloqueo perceptivo, un autoengaño severo basado en el miedo al dolor. El adicto que asegura no tener adicción, es una muestra de este mecanismo. 
  • Evasión: Aquí la estrategia es hacer todo lo que nos impida ver la situación a la cara. Se conoce su presencia pero se teme enfrentarla y se pospone. La diversión compulsiva es una forma de evasión bastante común. 
  • Enfermedad: Aunque cualquiera de las manifestaciones anteriores conducen, si se prolongan, a estados de desequilibrio orgánico, en ocasiones se toma el camino corto y la reacción a la frustración es violenta, y se manifiesta en forma de enfermedad.
Todos estos modos de reacción, de manejo inadecuado de la energía interior, reflejan ausencia de Autoestima, de conciencia de la capacidad para responder creativamente a las circunstancias. Es por eso, por la tendencia creciente que exhibe el humano de hoy a la autodestrucción, por lo que necesitamos un recurso protector que nos guíe hasta nuestro poder personal, hacia el restablecimiento del ritmo, del equilibrio, de la conciencia, de la integración. Ese recurso es la Autoestima, con él nacemos pero debemos reencontrarlo.

LA VIDA CON AUTOESTIMA.
Cuando la vida se vive desde la Autoestima todo es diferente. Las cosas cambian de color, sabor y signo, ya que nos conectamos con nosotros y con el mundo, desde una perspectiva más amplia, integral, equilibrada, consciente y productiva.

COMPORTAMIENTOS CARACTERÍSTICOS DEL AUTOESTIMADO.
La caracterología que ofrece una persona con una Autoestima desarrollada, son las siguientes:
  • Consciencia: El autoestimado es la persona que todos podemos ser. Alguien que se ocupa de conocerse y saber cuál es su papel en el mundo. Su característica esencial es la consciencia  que tiene de sí, de sus capacidades y potencialidades así como de sus limitaciones, las cuales tiende a aceptar sin negarlas, aunque o se concentra en ellas, salvo para buscar salidas más favorables. Como se conoce y se valora, trabaja en el cuidado de su cuerpo y vigila sus hábitos para evitar que aquellos que le perjudican puedan perpetuarse. Filtra sus pensamientos enfatizando los positivos, procura estar emocionalmente arriba, en la alegría y el entusiasmo, y cuando las situaciones le llevan  a sentirse rabioso o triste expresa esos estados de la mejor manera posible sin esconderlos neuróticamente. En el autoestimado el énfasis está puesto en darse cuenta de lo que piensa, siente, dice o hace, para adecuar sus manifestaciones a una forma de vivir que le beneficie y le beneficie a quienes le rodean, en vez de repetir como robot lo que aprendió en su ayer cuando era niño o adolescente. Esa consciencia de la autoestima, hace que el individuo se cuide, se preserve y no actúe hacía la autodestrucción física, mental, moral o de cualquier tipo. La gratitud es norma en la vida de quien se aprecia y se sabe bendito por los dones naturales que posee.
  • Confianza: Autoestima es también confianza en uno mismo en las fuerzas positivas con las que se cuenta para abordar el día a día. Esta confianza es la guía para el riesgo, para probar nuevos caminos y posibilidades; para ver alternativas en las circunstancias en que la mayoría no ve salida alguna; para usar la inteligencia y seguir adelante aunque no se tengan todas las respuestas. Estas son las características que hace que el ser se exprese en terrenos desconocidos con fe y disposición de éxito. Cuando se confía en lo que se es, no se necesitan justificaciones ni explicaciones para poder ser aceptado. Cuando surgen las diferencias de opinión, confiar en uno hace que las críticas se acepten y se les utilice para el crecimiento.
  • Responsabilidad: El que vive desde una Autoestima fortalecida asume responsabilidad por su vida, sus actos y las consecuencias que éstos pueden generar. No busca culpables  sino soluciones. Los problemas los convierte en un “cómo”, y en vez de compadecerse por no lograr lo que quiere, el autoestimado se planteará las posibles formas de obtenerlos. Responsabilidad es responder ante alguien, y ese alguien es, él mismo o Dios en caso de que su visión de la vida sea espiritual. Toma como regalo el poder influir en su destino y trabaja en ello. Quien vive en este estado no deja las cosas al azar, sino que promueve los resultados deseados y acepta de la mejor forma posible lo que suceda.
  • Coherencia: La Autoestima nos hace vivir de manera coherente y nos impulsa a realizar e esfuerzo necesario para que nuestras palabras y actos tengan un mismo sentido. Aunque el autoestimado guste de hablar, sus actos hablarán por él tanto o más que sus palabras. No quiere traicionarse y se esmera en combatir y vencer sus contradicciones internas.
  • Expresividad: Los que viven confiado en su poder, aman la vida y lo demuestran en cada acto. No temen liberar su poder aunque puedan valorar la prudencia y respetar las reglas de cada contexto. Mostrar afecto, decir “te quiero”, halagar y tocar físicamente, son comportamientos naturales en quienes se estiman, ya que disfrutan de sí  mismos y de su relación con las personas. La forma de vincularse es bastante libre y sin l típica cadena de prejuicios que atan culturalmente al desvalorizad. En esa expresividad, es seguro observar límites, ya que para expresarse no hay que invadir ni anular  a nadie. La expresividad del autoestimado es consciente y natural, no inconsciente ni prefabricada.
  • Racionalidad: En el terreno de la Autoestima se acepta lo espontáneo aunque el capricho es indeseable. La vida es vista como una oportunidad lo bastante especial  como para no dejarla en manos de la suerte. De esta visión se deriva un respeto por la razón, el conocimiento y la certeza. Quien anda de manos del amor propio, no juega consigo y por eso valora el tiempo como recurso no renovable que es. Quien se respeta busca, sin compulsiones, alcanzar un mínimo control de su existencia y para eso usa su inteligencia y capacidad de discernimiento, confiando en lograr sus objetivos al menor costo. He allí la consciencia de efectividad de la  Autoestima.
  • Armonía: Autoestima es sí misma armonía, equilibrio, balance, ritmo y fluidez. Cuando existe valoración personal, también se valora a los demás, lo que favorece relaciones sanas y plenas medidas por la honestidad, la ausencia de conflicto y la aceptación de las diferencias individuales. Por ser la paz interna la máxima conquista de la Autoestima, quienes están por ese camino hacen lo posible por armonizar y aminorar cualquier indicador de conflicto. Esta armonía interior ahuyenta la ansiedad y hace tolerable la soledad, vista a partir de un estado armónico de vida como un espacio de crecimiento interior, encuentro con uno mismo y regocijo.
  • Rumbo: El respeto hacia nosotros y hacia la oportunidad de vivir engendra una intención de expresar el ser, de trascender, de lograr y de ser útil. Eso se hace más factible al definir un rumbo, un propósito, una línea de objetivos y metas, un plan para ofrendarlo a la existencia y decir “esto es lo que soy y esto es lo que ofrezco”. La vida es un don que se expresa a través de una misión y una vocación; descubrirlo es tarea de cada quien, y es únicamente en ese camino donde hallaremos la plenitud y la alegría de vivir. No hacerlo, equivale a nadar en tierra o arar en mar. E rumbo es indispensable aunque podamos modificarlo, si se llegara a considerar necesario.
  • Autonomía: La autonomía tiene que ver con la independencia para pensar, decidir y actuar; con moverse en la existencia de acuerdo con las propias creencias, criterios convicciones, en vez de cómo seguimiento del ritmo de quienes nos rodean. No se puede vivir para complacer expectativas de amigos, parientes o ideologías prestadas, mientras algo dentro de nosotros grita su desacuerdo y pide un cambio de dirección. El autoestimado busca y logra escucharse, conocerse, dirigirse y pelear sus propias batallas confiado en que tarde o temprano las ganará. No se recuesta en la aprobación, sino que mira hacia el interior donde laten sus autenticas necesidades, sin desdeñar lo que el mundo puede ofrecerle.
  • Verdad: El autoestimado siente respeto reverencial por la verdad, no la niega sino que la enfrenta y asume con sus consecuencias. Los hechos son los hechos, negarlos es un acto irresponsable que nos quita control sobre nuestra vida. Cuando se evade la verdad, comienza uno a creerse sus propias mentiras. No recuerdo quien fue la persona que dijo “no le temas tanto  la verdad como para negarte a conocerla”.
  • Productividad: La productividad es un resultado lógico de la Autoestima. Me refiero a una productividad equilibrada en las distintas áreas de la vida humana. No a la productividad meramente económica que suele ser causas de enormes distorsiones en las relaciones y en la salud. Esta productividad equilibrada es consecuencia de reconocer y utilizar los dones y talentos de manera efectiva. Iniciativa, creatividad, perseverancia , capacidad de relacionarse y otros factores asociados con una sana Autoestima posibilitan, al entrar en funcionamiento, la obtención de aquello que deseamos, o l menos de algo bastante cercano.
  • Perseverancia: Cuando alguien tiene confianza en sí mismo, es capaz de definir objetivos trazar un rumbo, iniciar acciones para lograr esos objetivos y, además desarrollar la capacidad para el esfuerzo sostenido, la convicción de que tarde o temprano verá el sueño realizado. La perseverancia es por eso característica clara de la persona autoestimada, para quien los eventos  frustrantes son pruebas superables desde sus conciencia creativa.
  • Flexibilidad: Es característica de la persona autoestimada aceptar las cosas como son y no como se le hubiese gustado que fueran. Ante la novedad, para no sufrir, es necesario flexibilizar nuestras creencias y adecuar nuestros deseos sin caer, claro está, en la resignación o la inacción. Flexibilidad implica abrirse a lo nuevo, aceptar las diferencias y lograr convivir con ellas; tomarse algunas cosas menos en serio, darse otras oportunidades y aprender a adaptarse. Todas estas son manifestaciones de inteligencia, consciencia y respeto por el bienestar.

 De forma sencilla y resumida, Lair Ribeiro al referirse a los atributos de la persona autoestimada nos dice que ésta es “ambiciosa sin ser codiciosa, poderosa sin ser opresora, autoafirmativa sin ser agresiva, e inteligente sin ser pedante”.  

¿Cómo se forma la Autoestima?

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  ¿CÓMO SE FORMA LA AUTOESTIMA?

Desde el momento mismo en que somos concebidos, cuando el vínculo entre nuestros padres se consuma y las células sexuales masculina y femenina se funden para originarnos, ya comienza la carga de mensajes que recibimos, primero de manera energética y luego psicológica.

Debido a que los pensamientos y emociones son manifestaciones de energía y en el organismo se presentan en forma de reacciones eléctricas y químicas, cada vez que una mujer embarazada piensa o siente algo con respecto al niño en formación, su  cerebro produce una serie de químicos que se esparcen  por todo su cuerpo y que la criatura recibe y graba  en su naciente sistema nervioso, sin tener la suficiente consciencia  como para comprender o rechazar lo que recibe a través de un lenguaje químico intraorgánico.

El hecho de que alguno de los progenitores, por ejemplo, asuma como un problema la llegada del niño, es captado por éste emocionalmente, y su efecto formará parte del archivo inconsciente del pequeño y tendrá repercusiones más adelante, cuando reaccione de diferentes formas y no logre comprender las causas generadoras de sus conflictos. Igualmente, cuando ya se ha producido el alumbramiento, todo estímulo externo influirá en el recién nacido y le irá creando una impresión emocional que influirá sus comportamientos futuros. Los padres y otras figuras de autoridad, serán piezas claves para el desarrollo de la Autoestima del niño, quien dependiendo de los mensajes recibidos, reflejará como espejo lo que piensan de él y se asumirá como un ser apto, sano, atractivo, inteligente, valioso, capaz, digno, respetado, amado y apoyado o, por el contrario, como alguien enfermo, feo, ignorante, desvalorizado, incapaz, indigno, irrespetado, odiado y abandonado. La forma como nos tratan define la forma como nos trataremos, porque esa es la que consideraremos como la más normal.

Con la llegada de la pubertad y la adolescencia, se da la bienvenida a la sexualidad y a la necesidad del joven de encontrarse a sí mismo. Se inicia la llamada “brecha generacional” y el tránsito hacia una mayor definición de la personalidad. Esta etapa es crucial ya que en ella surgen con fuerza la competencia y el deseo de ser mejor que los demás. El joven experimenta una gran necesidad de aprobación por parte de su grupo cercano y aprende a dirigirse hacia quienes lo aplauden y a huir de quienes lo pitan. Desarrolla, con  tal de ser querido, conductas muy específicas que se generalizarán hacia la vida adulta.

El ingreso al mundo laboral complica el asunto de la formación y manifestación de la Autoestima, ya que en ese contexto se nos mide por lo que hacemos y no por lo que somos. Si produces, te quedas y si no te vas. Esa es la medida cuando de dinero se trata.

Finalmente en la pareja y el matrimonio se expresa mucho de lo aprendido en los años precedentes: grabaciones, condicionamientos, tradiciones; lo que fue vertido en el molde durante muchos años y  que hemos llegado a creer que somos. En este tiempo, formamos parte de una sociedad uniformada en la que muchos han renunciado a expresar su originalidad y tienen ideas fijas de las cosas, que casi siempre siguen aunque no les funcionen. La inconsciencia y falta de comprensión de lo que ocurre, induce a culpar, a resentir, a atacar, a agredir a los demás, a quienes se ve “como malos que no nos comprenden”.
Visite esta pagina web, para visualizar video sobre la Autoestima 2
https://www.youtube.com/watch?v=S1LEhmhxS0g

martes, 21 de junio de 2016

La Autoestima

martes, junio 21, 2016 1

 

 

INTRODUCCIÓN



Uno de los factores que más problemas generan en las organizaciones y en general en toda nuestra sociedad es el factor humano, es por ello que surge en nosotros la idea de investigar sobre la Autoestima y las Relaciones Interpersonales ya que consideramos estos temas como puntos decisivos que determinan el comportamiento de cada individuo. 

Una de las mayores dificultades en la vida del ser humano es conocerse a sí mismo y poder desenvolverse con seguridad en todo lo que realiza, actitudes que se ven reflejadas al momento de relacionarse en la sociedad y sobre todo en el rol que desempeñan en el ámbito laboral. Se dice que una empresa es mucho más exitosa cuando sus trabajadores presentan una personalidad positiva.

Es fundamental propiciar una sana aceptación de si mismo y de las circunstancias que te rodean y desarrollar ciertas habilidades que te resultarán fortalecedoras en este proceso.
Es por eso que en el presente trabajo trataremos de explicar cómo es una persona con buena autoestima y como influye esto en el desarrollo competitivo en la organización, ya que en los últimos tiempos han ocurrido cambios que están obligando a que la sociedad valore más la productividad y competitividad de los individuos dentro de las organizaciones.
Es también por ello que se aprovecha esta situación para informar a nuestros compañeros, que en un futuro no muy lejano desempeñaran sus labores en alguna organización, sobre los aspectos que debemos considerar para nuestra formación correcta del amor propio, aunque estos procesos se debieron tratar antes, nunca es tarde para corregirnos.

¿Qué es la Autoestima?
Para entender la autoestima, nos ayudará el descomponer el término en dos palabras. Veamos, en primer lugar, la palabra estima. Estima es una palabra extravagante que expresa que alguien o algo son importantes o que se da valor a esa persona o cosa. Por ejemplo, si realmente admiras al papá de tu amigo porque ofrece sus servicios como voluntario en el cuerpo de bomberos, significa que lo tienes en gran estima. Y el trofeo especial para el mejor jugador de un equipo se denomina, por lo general, “estimado trofeo”. Eso significa que el trofeo representa un logro importante.
Y auto significa, bueno... ¡tú mismo! Así que une ambas palabras y será más fácil entender qué es la autoestima. Se refiere a cuánto te valoras a ti mismo y lo importante que te consideras. Hace referencia a cómo te ves a ti mismo y cómo te sientes por tus logros. La autoestima no significa alardear de lo maravilloso que eres sino, más bien, saber discretamente que vales mucho (de hecho, ¡que no tienes precio!). No se trata de pensar que eres perfecto; porque nadie lo es; sino de saber que eres digno de ser amado y aceptado.
En Psicología, la autoestima, también denominada sinamatogria del latin simato amor propio o auto apreciación, es la percepción emocional profunda que las personas tienen de sí mismas. Puede expresarse como el amor hacia uno mismo.

Escalera de Autoestima
Podemos ver a través de un esquema en la escalera los conceptos vinculados a la Autoestima.




  • Autoconocimiento: Me permite ser consciente de mis virtudes, defectos y sobretodo posibilidades para seguir desarrollándome. Me doy cuenta de que tengo habilidades, destrezas y capacidades, pero sobretodo me defino como persona. “Cuando aprendemos a conocernos en verdad vivimos”.
  • Autoconcepto: Es una serie de creencias acerca de sí mismo. Se manifiestan en la conducta. Si alguien se cree tonto, actuará como tonto, si se cree inteligente o apto, actuará como tal. “Dale a una persona una imagen pobre y terminara siendo esclavo”.
  • Autoevaluación: Capacidad interna para considerar si algo me beneficia, esto es, me ayuda a crecer o por el contrario, constituye algo negativo, esto es, algo que entorpece mi desarrollo como persona. “El sentirse devaluado e indeseable es en la mayoría de los casos las bases de los problemas humanos”.
  • Autoaceptación: Admito en mí todas mis características, sin realizar comparaciones con los demás, o queriendo copiar modelos porque experimento insatisfacción frente a mí. “La actitud del individuo hacia sí mismo y el aprecio por su valor juegan un papel de primer orden en el proceso creador”.
  • Autorrespeto: Estar atento a mis necesidades y buscar la manera de cubrirlas de manera oportuna y sin dañar a los demás. “La autoestima es un silencioso respeto por uno mismo”.
  • Autoestima: La autoestima es la síntesis de todos los pasos anteriores. Si una persona se conoce y está consciente de sus cambios, crea su propia escala de valores y desarrolla sus capacidades, y si se acepta y respeta, tendrá autoestima. “Sólo podemos amar cuando nos hemos amado a nosotros mismos”.
Clases de Autoestima 
Autoestima positiva: No es competitiva ni comparativa. Esta constituida por dos importantes sentimientos: la capacidad (de que se es capaz) y el valor (de que se tiene cualidades). Esta actitud deriva en la confianza, el respeto y el aprecio que una persona pueda tener de si misma.



Autoestima relativa: oscila entre sentirse apta o no, valiosa o no, que acertó o no como persona. Tales incoherencias se pueden encontrar en personas, que a veces se sobrevaloran, revelando una autoestima confusa.

Autoestima baja: es un sentimiento de inferioridad y de incapacidad personal, de inseguridad, de dudas con respecto a uno mismo, también de culpa, por miedo a vivir con plenitud. Existe la sensación que todo no alcance, y es muy común que haya poco aprovechamiento de los estudios o del trabajo. Puede ir acompañado de inmadurez afectiva.  


LAS OCHO ETAPAS DEL DESARROLLO DE LA AUTOESTIMA
Ericsson habla de ocho etapas por las que el ser humano pasa en el proceso de su vida. Las edades no son rígidas, pueden fluctuar; por ejemplo, la autonomía puede presentarse al año y medio o los tres años de vida.

Para el paso de una etapa a otra se vive una crisis; la crisis suele ir acompañada por angustia y ansiedad, ya que es dejar algo seguro, conocido, por algo incierto y desconocido.

1. La primera etapa es la de Confianza Básica frente a desconfianza (de 8 a 18 meses).
Aquí queda conformada la autoestima. Esta etapa es muy importante en el desarrollo de la persona, pues según sea ésta; así llevará la confianza, la fe, la aceptación de sí misma y hacia los demás, ya que el niño percibe que es importante y valioso para las personas. La satisfacción de obtener logros le dará la seguridad necesaria para "arriesgarse" a dar el siguiente paso. Entonces las crisis, depresiones y ansiedades serán contractivas y no destructivas. El niño en esta etapa está para recibir, no tiene la capacidad para dar.

2. En la segunda etapa Autonomía frente a vergüenza y duda (de 18 meses a 3 años).
Comienza a darse cuenta de que puede dar, empieza a tener autocontrol y fuerza de voluntad. Se atreve y no. Debe recordarse que hay que alentar lo positivo de cada etapa para que la autoestima se vaya enriqueciendo y afirmando. ejemplo de los padres es muy importante, pues es más fácil desarrollarse en un ambiente de flexibilidad que en uno de rigidez; en uno que ponga límites, que él tendrá que respetar y cumplir, pero también que provea el respeto a su persona.

3. Iniciativa frente a culpa (De los 3 a los 6 años).
En esta etapa el niño avanza rápidamente hacia nuevas conquistas en esperas sociales y espaciales. El se encuentra en este momento lleno de energía y de ganas de hacer, colocando en esta acción todo su ser, imaginación e interés. Pone a prueba sus poderes, sus conocimientos y sus cualidades potenciales, inicia nuevas formas de conducta cuyos límites trascienden los de su persona y en algunas oportunidades producen resultados inesperados y desagradables, generando culpabilidad. Esta polaridad de la iniciativa en oposición a la pasividad o la culpa por haber ido demasiado lejos, constituye el tema fundamental de esta etapa. Su curiosidad sexual y fantasías no deben ser coartadas, sino encauzadas. Si esta etapa se resuelve bien, pasa a la siguiente.

4. Laboriosidad frente a la inferioridad (De 6 a 12 años).
Aquí el individuo toma conciencia de la necesidad de destacarse, de hallar un lugar entre las personas de su misma edad; por lo tanto dirige sus energías hacia los problemas sociales que pueden dominar con éxito. Este es el periodo de latencia en el cual se invierte la energía libidinosa en desarrollar cualidades corporales, musculares y perspectivas, así como un creciente conocimiento del mundo que cada vez cobra mayor importancia. El niño evita constantemente el fracaso a cualquier precio.

5. Identidad frente a la difusión de roles (De 12 a 20 años).
Empezando con la pubertad, se llega a la adolescencia. Es la crisis en donde las etapas anteriores se cuestionan; se pone en juego la construcción de la "identidad". La persona se vuelve egoísta, solitaria, de carácter cambiante; la misma está feliz, que enojada, no sabe qué le pasa ni qué quiere. En esta etapa puede recuperar aclarar y fortalecer su autoestima. Darle confianza, comprensión, respeto y ayuda le facilitará esta difícil etapa.

6. Intimidad frente al aislamiento (De 20 a 35 años).
Una vez superadas las crisis de identidad de la adolescencia el ser humano está listo para participar de manera plena en la comunidad gozando de la vida, libertad y responsabilidad adulta. Es decir el joven debe ser capaz de estar cerca de otros sabiendo quien es y sin miedo a perderse en esa relación. Para ellos necesita dar un poco de sí auto abandonarse en las manos del otro, ceder un poco en sus preocupaciones y metas personales su trabajo o sus estudios, sus relaciones personales y sociales, especialmente con el sexo opuesto y en el matrimonio. Todo ello con la finalidad de alcanzar idealmente la intimidad.

7. Generatividad frente al estancamiento (De 35 a 60 años).
En esta etapa las personas son productivas creativas, consolidan y cuidan su familia, amigos y trabajo. Hay una total proyección del ser humano a relacionarse y ser productivo. En caso contrario las personas se encuentran estancadas, no aman, no son creativas ni productivas. Viven en el egoísmo, no se han encontrado a si mismas (etapas anteriores no superadas). Su autoestima es baja con todas sus consecuencias.

8. Integridad frente a la desesperación (60 años en adelante). 
La integridad se refiere a la habilidad para aceptar los hechos vividos, aceptar el morir sin temor. Constituye una habilidad para integrar un sentimiento de su historia pasada con sus circunstancias actuales y visualizar el futuro sin temor. Es el momento en la vida en que damos vuelta la mirada y nos evaluamos de manera retrospectiva: ¿vivimos? ¿Qué hicimos con nuestra vida? La persona que culmina exitosamente esta última etapa afrontando la muerte sin temor, posee la virtud que Erikson denominó sabiduría.


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https://www.youtube.com/watch?v=wZIhlY4HaBA 


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